viernes, 30 de abril de 2010

Nuestros sueños...

Definitivamente no caben...no caben en sus urnas, ni en sus tumbas, ni en sus iglesias. No caben en sus cuarteles ni menos en sus metralletas. Nuestros sueños no caben, no tienen fin ni principio, y aunque intenten soñar, no son más que fantaseadas pesadillas. Nuestros sueños no caben en sus sotanas ni en los billetes. No caben en la pantalla de la televisión ni en la bandeja de comida, no caben en sus hamburguesas ni en sus bebidas. Nuestros sueños están allí, un poco debilitados por la realidad espeluznante que los hace mas utópicos, pero siempre estarán allí, como una meta a la que hay que llegar algún día, como algo que no cabe ni en nuestras mentes...Simplemente no caben, y nunca van a caber.

jueves, 29 de abril de 2010















Son teclas y texturas suaves, melodías que emergen de a poco, desde su niñez o mi adolescencia. Talentos y sueños plasmados en manos y oídos que tienen el propósito de hacer más vivos los colores del arcoíris, de cambiar un poco la mentalidad vanal y superficial. Son gritos de libertad al cielo de las nubes de algodón y al suelo de las flores de mazapán. Los dedos se transforman en los creadores más importantes de la historia. Desde los dedos del mono hasta los del humano que supo crear y destruir en menos de un segundo. Pero son los susurros de las cuerdas, la presión de las teclas, lo que impulsa a los suspiros para que lleguen muy alto y muy lejos, es lo que impulsa para que nuestras manos se junten, nuestros ojos se comprometan y emitamos mariposas de nuestras bocas, emanando amor puro y arte verdadero. Sabiendo desde el fondo y desde siempre que al final de todo sólo nos quedamos los unos a los otros, que lo material va más allá, y que hasta el fin de nuestros días podremos mirar al frente y decir con convicción que seguimos creyendo lo que siempre hemos creído. Y ningún rezo ni ningún arma derrocará lo que las teclas, las manos y los ojos pueden soñar, pues los sueños no se rompen, son eternos y siempre estarán. Ni el miedo ni el llanto podrán tirar por la borda las convicciones de quienes quedaron atrás y dejaron grandes huellas. Porque es así como funcionan las cosas, de manera natural y de la mejor manera posible. Aunque escuche de vez en cuando esos gritos en mi cabeza, serán capaces de esfumarse gracias al brillo de tus ojos, gracias a las caricias de tus manos, gracias a los mismos sueños que nos hacen inmortales ante todo.